Que no se observen muchas más mariposas por la ciudad de las que vemos, se debe a que no encuentran un ambiente libre de tóxicos, por el uso de agroquímicos, por el control de plagas y especialmente la escasez de vegetación nativa que permita darles cobijo y alimento.
Las mariposas en general desempeñan un papel de indicador biológico que permite apreciar las alteraciones en su hábitat original y en el caso urbano, percibir el nivel de biodiversidad presente.
Son un elemento natural que embellece el paisaje aportando movimiento, color y sorpresa para nuestro disfrute contemplativo y comprensión de las relaciones ecosistémicas.
Si aumentamos la inclusión de especies vegetales autóctonas hospedantes de sus orugas en jardines públicos y privados de la ciudad, podremos incrementar la presencia volátil y colorida de las mariposas.